Os compartimos
las palabras del papa Francisco a los maestros de este sábado 14 de marzo. Él
nos habla como "colega" ya que fue profesor durante un tiempo. Sus
palabras pueden ayudarnos a la reflexión sobre la tarea educativa en la que
estamos inmersos: “Es un trabajo bellísimo, aunque mal pagado,
porque permite ver crecer, día tras día, a las personas encomendadas a su
cuidado. Es un poco como ser padres, al menos espiritualmente. ¡Es
una gran responsabilidad!”.
«Enseñar –es
un compromiso serio, que solo una personalidad madura y equilibrada puede
adquirir, un compromiso que puede generar temores, pero es necesario recordar
–subrayó– que ningún maestro está solo: siempre comparte el propio
trabajo con los demás colegas y con toda la comunidad educativa a la que
pertenece».
«Como Jesús
nos enseñó, toda la Ley y los Profetas se resumen en dos mandamientos: ama al
Señor, tu Dios, y ama al prójimo. Nos podemos preguntar: ¿quién es el
prójimo para un maestro? ¡El “prójimo” son sus estudiantes! Pasan con
ellos todos sus días. Son ellos quienes esperan una guía, una orientación, una
respuesta, y, todavía antes, buenas preguntas».
"Jesús
diría, si amáis sólo a los que estudian, a los que están bien educados, ¿qué
mérito tenéis?"... “Cualquier maestro está bien con los estudiantes más
buenos. Les pido amar con mayor intensidad a sus estudiantes más
difíciles, más débiles, más desfavorecidos (...) a los que no quieren
estudiar, los que se encuentran en situaciones de disgusto, los discapacitados
y los extranjeros, que hoy son un gran desafío para la escuela. Y hay varios
que hacen perder la paciencia".
El Papa pidió que
iluminen y motiven una “justa idea de escuela”, que “es
oscurecida por discusiones y posiciones reductivas” y recordó
que “la escuela está hecha en verdad de una válida y cualificada
instrucción, pero también de relaciones humanas, que de parte nuestra
son relaciones de acogida, de benevolencia, de reservar a todos indistintamente”.
"Si hoy
–continuó– una Asociación profesional de maestros cristianos quiere testimoniar
la propia inspiración, es llamada a comprometerse en las periferias de la
escuela, que no pueden ser abandonadas a la marginación, a la ignorancia, a la
mala vida. En una sociedad a la que le cuesta encontrar puntos de referencia,
es necesario que los jóvenes encuentren en la escuela una referencia positiva.
La escuela puede serlo o puede llegar a serlo si en su interior hay maestros
capaces de dar un sentido a la escuela, al estudio y a la cultura, sin reducir
todo a la transmisión de conocimientos técnicos, sino apostando por
construir una relación educativa con cada uno de los estudiantes, que deben
sentirse amados y acogidos por lo que son, con todos sus límites y todo su
potencial. En esta dirección, su labor es más necesaria que nunca. Y
ustedes deben enseñar no solo los contenidos de una materia, sino también los
valores de la vida y las costumbres de la vida. Son las tres cosas que deben
transmitir». Y después, Francisco afirmó: «para transmitir contenidos es
suficiente una computadora; para entender cómo se ama, cuáles son los valores y
cuáles las costumbres que crean armonía en la sociedad se necesita un buen
maestro".
El Papa indicó el
ejemplo de un santo como modelo a seguir: «La comunidad cristiana tiene
muchísimos ejemplos de grandes educadores que se dedicaron a colmar las
carencias de la formación escolar o a fundar escuelas. Pensemos, entre otros,
en San Juan Bosco, de quien se cumple este año el bicentenario de su
nacimiento. Y él aconsejaba a sus sacerdotes: eduquen con amor. La
primera actitud de un maestro es el amor».
Los maestros
están por naturaleza «abiertos al futuro, porque siempre hay nuevas
generaciones de jóvenes a los que deben transmitir el patrimonio de
conocimientos y de valores. A nivel profesional es importante actualizar las
propias competencias didácticas, también considerando las nuevas tecnologías,
pero la enseñanza no es solo un trabajo; es una relación en la que cada
maestro debe sentirse absolutamente involucrado como persona, para dar sentido
a la labor educativa hacia los propios alumnos».
La "escuela,
independientemente de si es pública o no, tiene necesidad de educadores y
testigos creíbles de una humanidad madura y completa. Testimonio. Y
esto no se compra, no se vende: se ofrece."
«Los animo
–exhortó el Papa al final de su discurso– a renovar su pasión por el hombre;
no se puede enseñar sin pasión; nunca, nunca cerrar las puertas; ábranlas de
par en par todas, para que todos los estudiantes tengan esperanza».
Os dejamos el
texto completo en italiano.
PAZ Y ALEGRÍA